jueves, 8 de octubre de 2015

Dormidita...

Imposible describir con palabras la sensación que me produce tenerte dormida encima, después de comer... tan tranquilita...

A pesar de que me esforcé en memorizar esa sensación cuando los que dormían sobre mí eran tus hermanos, al repetir esos momentos contigo me doy cuenta de que las sensaciones se habían esfumado... Sí, puedo afirmar que los tuve igual que a ti, dormiditos sobre mí, disfrutando de ellos... Pero no podría recuperar el sentimiento vivido entonces... Así que vamos a intentar describirlo, para poder recordarlo en el futuro... para cuando deje de ocurrir, sin que nadie me avise de que ésa era la ultima vez...


Mi mano sobre tu espalda... Cubriéndote entera, protegiéndote... 

Tu peso sobre mí, que se hace tan ligero, que se podría detener el tiempo sin sentir la más mínima molestia...

El calor de tu carita, apoyada en mi pecho, pegada literalmente a mí por el sudor que se genera... 

Tu respiración... tranquila y sosegada, pausada y placentera...

Tus manitas, a veces tus uñitas... Coger tus deditos entre los míos e intentar memorizar lo pequeñitos que son, porque por muchas veces que lo vivas, se te olvida... 

Tu olor... acercar mi nariz a tu cabeza, a tu pelo... respirar profundo y tener la sensación de que no querría estar en ningún otro sitio en ese momento...

Tus brazos, algunas veces colgando desde tus hombros rodeándome, diciéndome que tú tampoco querrías estar en ningún otro lugar...

Acercar mi dedo a tu manita y notar enseguida que lo agarras con fuerza... 

Y sentir... Sólo eso... Sentir lo que siento en ese momento, disfrutarlo, y seguir esforzándome cada vez que lo vivo para no olvidarlo nunca...